GEOPOLÍTICA
 
Fuerzas armadas y presupuestos militares (2005)

 

Desde el fin del decenio 1980, los conflictos y tensiones en el espacio caribeño han decrecido mucho. La mayoría de las islas del archipiélago habían optado, desde la independencia, por sistemas democráticos basados en el multipartidismo, a pesar de una tradición que favorecía el fraude electoral. Si en Haití la situación permanece tensa y problemática, si Cuba vive bajo un régimen autoritario estrechamente controlado, la República Dominicana y Jamaica han progresado mucho en cuanto a la libre representación de las diferentes opiniones. Esto no impide que permanezcan prácticas de corrupción que la prensa puso de relieve durante los últimos meses (Business News - febrero de 2005).

 

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Fuente: ONU, 2005

 

Son los espacios centro-americanos, más que otros, los que han conocido las evoluciones más notables. Venezuela, gran víctima del ostracismo del potente vecino estadounidense, demostró que su presidente, rechazado por las élites internacionales, sacaba su legitimidad del voto. En vista de lo cual, los ejércitos y los presupuestos de defensa sufrieron, en casi todos los países, una considerable baja. Los efectivos militares son, muchas veces, insignificantes respecto a la población total así como los gastos por cada habitante destinados al mantenimiento de los ejércitos.

Es obvio que en el Caribe, los ejércitos desempeñan una función de mantenimiento del orden interior, y como prueba de ello, es de notar que un promedio de 60% de los efectivos pertenecen al ejército de tierra. En el archipiélago, las marinas sirven en primer lugar a vigilar las costas. Siguen la pista y tratan de apresar a los numerosos narcotraficantes que utilizan la región como plataforma hacia las grandes metrópolis del norte, ya que si la vía terrestre del istmo queda predominante, la vía marítima permite el tránsito de flujos, cada día más importantes, de cocaína y heroína. Por eso, cada isla se convirtió en punto de confluencia y plataforma, además de lugar de consumo. La insularidad y la fragmentación jugaron a favor de los dueños de la droga que, de este modo, también pudieron reciclar parte del "dinero sucio".

En las grandes Antillas, Cuba sigue siendo una excepción, tanto por su régimen político como por sus relaciones con el potente vecino, sin embargo el presupuesto consagrado a la defensa no representa sino menos de la mitad de lo que se gasta para la educación en porcentaje del PIB por habitante (3,96% frente a 8,5%). Sin embargo, se puede estimar que los 34 dólares gastados por soldado por cada habitante, son demasiado aun para un país que, difícilmente asegura su desarrollo, pero esto corresponde sólo al 2% de los gastos por soldado y por habitante que consumen los Estados Unidos. Los equipamientos materiales, las fuerzas movilizables existen en iguales proporciones y se podría añadir que las armas cubanas, en muchos aspectos, deben resultar anticuados. Las relaciones de fuerzas entre estos dos Estados se establecen en otros dominios, precisamente cuando Cuba no puede beneficiarse hoy del paraguas soviético. Sin duda, la larga lucha del régimen castrista contra el gigante norteamericano le garantizó una protección a nivel mundial. ¿No se podría añadir, como forma de provocación, que aquel régimen reprobado es útil para los gobiernos americanos que, al parecer, tienen necesidad de un enemigo declarado?

Esta contraposición entre el potencial militar cubano y norteamericano también vale para las potencias regionales que son Venezuela, Colombia, y hasta México a pesar de su mayor peso demográfico.

A esto se añade la dicotomía casi constante entre los Estados de la América continental y los del archipiélago. A escala del istmo, los primeros tienen fuerzas armadas adecuadas. Las pequeñas islas o no tienen fuerzas armadas o son elementos simplemente cargados del mantenimiento del orden interior. Como prueba de ello, algunas se agruparon para asegurar la defensa y sobre todo la vigilancia de las costas. Fue así como crearon la Regional Security System que reúne y armoniza las fuerzas de las Pequeñas Antillas anglófonas y tiene como objetivo controlar la inmigración, asegurar el rescate de alta mar, proteger las diferentes ZEE, y en ciertos casos participar en el mantenimiento del orden interior. A pesar de esta puesta en común, los medios materiales quedan modestos (un patrullero y unas pocas decenas de hombres).

Queda el principal hecho que es la omnipotencia de los Estados Unidos. Su potencia es tan importante y su capacidad de intervención tan rápida que no necesitan más estar físicamente presentes (quedan tan sólo unos 1500 militares presentes en la cuenca). Tal es su potencia y su capacidad de intervención que muchas de las bases no tienen justificación. Podemos recordar que en 1898, durante la operación llamada " Causa justa", en menos de tres días, los Estados Unidos recuperaron al general Noriega, su antiguo aliado, miembro de la CIA, bombardearon los suburbios populares de la antigua ciudad de Panamá City, ocasionando de paso más de 3000 víctimas, 1500 desaparecidos que nunca tuvieron derecho al minuto de silencio mundial que se observó para los muertos del 11 de septiembre de 2001, 3500 heridos y 18 000 sin techos, sin que ello provocara protesta alguna de parte de la comunidad internacional.

De este modo, algunas implantaciones americanas fueron abandonadas, tales como las del canal de Panamá, y en 2004 las del archipiélago de Vieques, dependencia de Puerto Rico. Durante tiempo, aquel establecimiento sirvió como base de experimentación química y los Estados Unidos lo abandonaron en tal estado de ruina y de contaminación que provocó el furor de los ecologistas de Puerto Rico.

Las antiguas metrópolis mantienen unos puntos de apoyo en la zona. En la actualidad, los ejércitos se sirven de ellos para desempeñar una función de disuasión y se delimitaron las misiones con el fin de dar la prioridad a la ayuda a las poblaciones en caso de catástrofes naturales de gran importancia. Los espacios caribeños están expuesto a los riesgos de los ciclones. Durante la temporada de los huracanes en 2004, devastaron Granada (el ciclón Ivan ocasionó más de 100 muertos) y Haití (el ciclón Jeanne hizo más de 2000 muertos y desaparecidos).

Francia, cuyo mando militar tiene su sede en Fort de France, dispone de casi 4500 hombres, tanto militares como civiles. Guyana acoge a casi 2500 hombres afectados en prioridad a la vigilancia de la base de Kourou y de las fronteras par intentar limitar la inmigración clandestina. Las intervenciones a favor de las poblaciones son numerosas (ayuda a Nicaragua después del paso del ciclón Mitch en 1999, ayuda a Venezuela durante los corrimientos de lodo que ocasionaron casi 20 000 víctimas en 2000, ayuda a Haití en 2004). Por otra parte, Francia sostiene relaciones de cooperación militar con varios Estados de la región como fue el caso durante las recientes maniobras de febrero de 2005 en Maria Galante con la participación de militares de Guatemala, México, Nicaragua... Además las fuerzas armadas mantienen una vigilancia escrupulosa de las costas de Guadalupe y Martinica para limitar las actividades de los narcotraficantes y las llegadas de inmigrados clandestinos procediendo esencialmente de Haití. El diario "France-Antilles" evocó, en enero de 2005, las redes establecidas a partir de Dominica por los guías clandestinos. Resulta jugoso el tráfico ya que un viaje de ida Puerto Príncipe/Dominica se valoraba en 400 dólares y el traslado de Dominica a Guadalupe en 1500 dólares.

A fin de cuentas, el Caribe se ha convertido en una zona de relativa calma tras los difíciles años de enfrentamientos de los decenios 1980 y 1990. Perduran algunas tensiones puntuales entre Venezuela y Colombia, pero los espacios que están en juego son, ante todo, continentales (se trata del gas y del petróleo del Amazonas, así como de la comunidad de inmigrantes colombianos que se vale de casi 3 millones de individuos). Igualmente ocurre entre Nicaragua y Honduras que, los dos, reclaman islotes que no tienen sino una importancia estratégica para la delimitación de las ZEE.

Excepto la delincuencia debida a la droga, el tránsito y los intercambios en la cuenca se hacen con calma y seguridad, salvo naturalmente en Haití, donde los conflictos son estrictamente internos. En general, los ejércitos despliegan la mayoría de sus actividades en actos de ayuda y prevención dirigidos a la población.

Autor(a) : Monique Bégot
Traducción :  : Alfred Regy

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