Los últimos años del siglo 20 señal de un cambio de época. Modificaciones radicales se introducen en los modos de trabajo y de intercambios. Una de las características más notables de estos cambios es la importancia que toma la información en la vida de millones de habitantes del planeta. La era de la información baraja de nuevo las cartas socioeconómicas: el Caribe puede encontrarse un poco más marginado, o al contrario sacar algún beneficio para sobrepasar las desventajas anteriores. El tráfico de telecomunicaciones intercontinentales vive un crecimiento exponencial.

A fines del año 2000, la capacidad total de transferencia de los cables transatlánticos era de 1427 giga bites. La conexión del Caribe al mundo, mediante el sistema de telecomunicaciones, se realiza con una lógica que se refiere a la historia y a la vez corresponde a su situación geográfica: el archipiélago y las orillas de la cuenca están en el paso de las conexiones entre los Estados Unidos, Europa, y Sudamérica. En sí mismo, los mercados son pequeños, pero se integran en una lógica de servicio más amplia. Entre los numerosos operadores, hay ATT, el antiguo gigante del mercado interior americano, junto con Cable and wireless, empresa inglesa, que conectan la mayoría de las islas del archipiélago. Al lado de los cables antiguos, tal como “key west /Havana”, inutilizado a partir de 1989 después de treinta años de servicio, con infraestructuras que datan de los años 1990 que conectan Jamaica a Bahamas, Florida a las islas Vírgenes o a Puerto Rico, nuevas conexiones abiertas aparecen en el 2000 :América 2 sobre 8000 kilómetros desde Hollywood (Florida, Estados Unidos) hasta Fortaleza en Brasil, pasando por las islas Vírgenes americanas, Puerto Rico, Martinica, Curazao, Venezuela, Trinidad y la Guayana francesa, Arcos 1 (American Region Caribbean Ring) desde Hollywood hasta San Juan de Puerto Rico.

La estructura fundamental de estos servicios se organiza a partir de dos “hub”, para emplear el idioma de la navegación aérea: Florida y Puerto Rico, puntas avanzadas de los Estados Unidos. Existen otras conexiones, pero ésta es la trama: Florida/ Puerto Rico/ orillas de la cuenca/archipiélago/, en el paso hacia Sudamérica. Puerto Rico, a fines de los años 1990, inició un programa de despliegue de una red en fibra óptica de alto nivel de transferencia, que vincula empresas y universidades. Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) pueden permitir a las islas del archipiélago liberarse de los frenos y obstáculos que suelen ser el mar y la distancia. Dos posibilidades aparecen: Actividades de servicio a distancia con poco valor añadido, o al contrario, el desarrollo de actividades en situación competitiva a nivel de la región. Puerto Rico se lanzó en esta segunda vía, teniendo en cuenta que recibe de los Estados Unidos una financiación global de 11 mil millones de dólares al año. En 1999, se inició una campaña para transformar la isla en un centro mundial de ciencias y tecnologías y presentarla como un puente comercial entre América del norte y América del sur. Las TIC son una ventaja para las islas del Caribe mucho más allá del caso aislado de Puerto Rico. Muchos yacimientos de posibilidades se podrían vigorizar: entonces el Caribe se convertiría una plataforma de confluencia.