TURISMO
 
El turismo de cruceros en las Antillas francesas en 2017: estrategias y retos

Ubicadas en el centro del Caribe, primera zona mundial de cruceros, las Antillas francesas aportan su contribución al turismo de cruceros de masas que se ha implantado en el archipiélago. En 2017 el mar Caribe vio pasar a más de 27 millones de viajeros, o sea el 45,9% del volumen mundial. En 2017, Guadalupe recibió a más de 900 000 turistas, entre los cuales 320 000 cruceristas , cuando Martinica declara que acogió a 1,1 millón entre los cuales 467000 cruceristas. Este incremento del turismo de cruceros en estos dos territorios franceses de América es el resultado de una evolución tanto coyuntural como estructural.  

Mapa 1 : La actividad del turismo de cruceros y su evolución en 2016 -2017 en las Antillas.
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1. Martinica y Guadalupe: un nuevo impulso para el turismo de cruceros

El auge del turismo en general y del turismo de cruceros en particular resulta ser un nuevo aliento para estas islas que conocieron años difíciles agravados por la crisis económica de 2009.

De hecho, desde el fin de la década de los 1990 hasta el principio de los años 2010, la frecuencia de visitas a estos dos territorios había sido dividida por tres en Guadalupe y por diez en Martinica. El crucero alcanzó su nivel más bajo en 2005 en Guadalupe (67 000 viajeros) y en 2011 en Martinica (41 000 cruceristas).

La reducción del mercado de cruceros se debió a causas externas e internas.  

Gráfico n.º 1: Volumen de cruceristas en las Antillas francesas. Período 1997- 2017
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Anteriormente, la clientela norteamericana, la más importante a nivel mundial, favoreció el desarrollo de circuitos de cruceros en las islas del Caribe de lengua inglesa, en detrimento de las Antillas francesas. Además, con el objeto de una mejor rentabilidad, las navieras de cruceros ubicadas en los grandes puertos del Caribe (Miami, Puerto Rico) redujeron progresivamente el tiempo de viaje de 10 días a una semana, lo que muchas veces, dejó a Guadalupe y Martinica fuera del alcance de los circuitos. A estas causas externas, conviene añadir elementos relacionados con los eventos sociales y también las carencias estructurales en materia de organización profesional y técnica.

En 2010 en Guadalupe y 2012 en Martinica, el turismo de cruceros volvió a incrementar de forma más o menos regular, para alcanzar de nuevo los niveles de 20 años antes. 

2. Martinica y Guadalupe: destinos refugio

En 2017 aumentaron las visitas de los cruceristas en un 44,5% en Martinica y 15,7% en Guadalupe si se compara con 2016. Los efectos coyunturales consecuentes con el paso del huracán Irma ( 6 de septiembre de 2017) beneficiaron a Martinica y Guadalupe que no sufrieron las consecuencias más devastadoras del huracán. Aquellos dos territorios elaboraron una estrategia de destinos refugio y así sacaron provecho de un nuevo posicionamiento de los buques de cruceros en la región. De este modo, las Antillas francesas batieron récords históricos de visitas al recuperar varias escalas previstas en particular en San Martín, Dominica y en las islas Vírgenes americanas e inglesas. Recibieron respectivamente, 256 escalas, o sea 56 más, en Martinica, y 230 en Guadalupe o sea 51 adicionales. 

3. Especificidades, concentración y cambios del mercado.

En estas regiones se pueden distinguir dos clases de cruceros:

  • El crucero de tránsito que se refiere a los viajeros que llegan a bordo de los cruceros y que vuelven a salir el mismo día.
  • El crucero basado o cabeza de línea contabiliza a los cruceristas que embarcan en los puertos de Pointe-a-Pitre y Fort de France para empezar y terminar su viaje. La actividad del puerto de embarque genera, el primer día, flujos de excursionistas, quienes, en su gran mayoría, pasan directamente del aeropuerto al buque. Además, a ellos conviene añadir los cruceristas originarios de Martinica y Guadalupe que han optado por un viaje en cruceros. 

La repartición de la clientela revela distintas especificidades en las dos islas.

Es así que los cruceristas con salida desde Guadalupe son los más numerosos, al contrario de Martinica donde la clientela en escala es más predominante. Los cruceros de cabeza de línea han aumentado en Guadalupe a partir de 1995 y desde 2001, da lugar a flujos claramente superiores a los de los cruceros en escala. En 2017, los cruceros basados en Pointe a Pitre han embarcado a 213 412 viajeros contra 106 184 cruceristas en escala. No obstante, el crucero de puerto base queda menos importante comparado con 2015, a pesar de un incremento de 3,6% en 2017. El aumento de la actividad de cruceros en Guadalupe es debido, sobre todo, a los cruceros en escala y la tendencia iniciada en 2014 continúa con un incremento de 51,2% en 2017.  

Mapa 2 : Itinerarios de los cruceristas en Guadalupe
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En Martinica domina el crucero de escala con 405 553 viajeros, es decir el 86,8% de los cruceristas. El crucero de puerto base tiene menos importancia. Las compañías Costa y MSC, realizan las rotaciones de buques que embarcan a pasajeros en Martinica muchas veces como puerto base adicional a Guadalupe y República Dominicana. En 2017, los 32 209 pasajeros de esta categoría sólo representaban el 6,9% de la actividad (Cifras del Comité Martiniquais du Tourisme: 29 259 pasajeros o sea el 6,3%). El saldo proviene de los viajeros que llegan por vía aeronáutica o por conexión marítima y vuelven a salir el mismo día (6,3%). (Conteo efectuado por el CMT).

La concentración del mercado es evidente. Como ejemplo, es de notar que las 2556 escalas efectuadas en 2017 las hicieron 85 buques pertenecientes a 41 navieras diferentes , pero sólo 8 de ellas concentran el 76,6% del flujo anual de cruceristas. La naviera Costa fue la que desembarcó el número más grande de excursionistas con el 18,7% del total de las visitas anuales.

Conoció la clientela un cambio importante durante los 20 últimos años. Aparte de los antillanos ávidos de cruceros después de la reducción de los precios, la dominan los europeos que representan ahora más de la mitad del volumen de viajeros de los buques (51%). Los alemanes, italianos y franceses adelantan a los norteamericanos que alcanzan el 45% de los visitantes de un solo día.    

Mapa n.º 3 : Itinerarios de los cruceristas en Martinica
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Gráfico nº2: Evolución de la clientela de cruceristas en Martinica : 2003 – 2017
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Según una encuesta realizada durante los cinco últimos años, casi 99 000 ciudadanos de Guadalupe y 81 000 de Martinica han embarcado en un buque de cruceros. Sin embargo, las prestaciones vuelo+ crucero resultan ser el producto estrella para los europeos que no vacilan en volver más tarde para visitar Guadalupe y Martinica.

Las grandes navieras de cruceros aprovechan estas buenas condiciones del sector en el Caribe, principalmente en ellas Antillas francesas, para reforzar su posición. Si la llegada de resplandecientes buques de cruceros encargados por las compañías líderes del sector de los cruceros tales como MSC croisieres o Royal Caribbean muestra que el negocio va a las mil maravillas, las otras navieras perfeccionan sus estrategias de comunicación para ofrecer cada vez más servicios y actividades a sus clientes y socios, tal como lo hace Costa Croisieres. En enero de 2016, Costa Coisieres ha sido la marca más visible en la televisión francesa.  

4. Una actividad de temporada, fundamental para las economías insulares francesas.

El crucero es una actividad de temporada que empieza a fines de noviembre- principios de diciembre y acaba en abril-mayo. En 2017, los ingresos del crucero han alcanzado un volumen de 16,2 millones de euros, es decir el 4% de los gastos totales de los visitantes en Martinica. Esta aportación, bastante baja, se explica por ser de 56 euros el gasto medio por pasajero en Martinica, en vez de 78 euros en Santa Lucía y 82 euros en Guadalupe. Sin embargo, la aportación financiera de los cruceros no es nada despreciable ya que se inyecta en toda la economía antillana y afecta a todos los sectores.

El posicionamiento geográfico al norte de las pequeñas Antillas, cerca del gran centro emisor norte americano, sigue siendo una baza fundamental. Pero a ello, es preciso añadir la diversidad de las ventajas que proponen las Antillas francesas. Por ejemplo, en el contexto geopolítico actual, se consideran a Martinica y Guadalupe como los destinos más seguros del Caribe. 

En el arco antillano, la competencia se ha vuelto muy intensa entre las escalas. Las islas vecinas anglófonas resultan más competitivas, por disponer de una mano de obra de bajo coste y ofrecer servicios con precios más atractivos. De ello deriva un ranking muy inestable de las escalas. De manera general, las diferencias que se notan en la funcionalidad de los equipamientos, la calidad de la acogida, el grado de cumplimiento de las políticas de las compañías explican la rapidez de los cambios, a favor de algunos y dramáticos para otros.

La reanimación de la actividad de cruceros resulta del trabajo colectivo de los actores institucionales y profesionales que empezó en la misma crisis de los años 2000. Se trataba, con el apoyo de planes de recuperación y actividades de lobby para valorizar y diversificar la oferta, de reconquistar un mercado fundamental para el equilibrio económico de aquellos territorios. 

La apertura a la competencia, y hasta la marginalización de ciertas escalas, conduce a que los actores locales realicen importantes inversiones tanto en las infraestructuras como en la formación profesional y la promoción. Es así que durante los cinco últimos años, el “Grand Port maritime” de Martinica hizo una inversión de 12 millones de euros para las infraestructuras de acogida de los cruceristas, con el fin de satisfacer las expectativas de las navieras. Estas

inauguran buques cada vez más grandes que pueden llevar hasta 5000 e incluso 6000 pasajeros. El gigantismo de los buques obliga a tener espacios de acogida siempre más impactantes. De este modo, Martinica dispone de una terminal para cruceros ubicada cerca del centro de la ciudad, capaz de recibir dos buques de gran tamaño y dos más así que dos puestos de atraque en el Grand Port Maritime que atienden, además de los cruceristas en tránsito, al tráfico de puerto base. El “ Grand Port Maritime” de Guadalupe no se queda atrás ya que ofrece tres muelles para los cruceros y dos espacios de acogida dignos de las más importantes terminales. 

La diversificación de la oferta es el principal reto del desarrollo de la actividad de crucero. Acogen a los curuceristas en el mismo seno de las ciudades . Point a Pitre y Fort de France tienen excelentes centros comerciales y culturales (Biblioteca Schoelcher en Fort de France, Pabellón de la Ciudad en Pointe a Pitre). Si estos dos territorios carecen de “ excursiones de leyenda“, o sea de producto estrella emblemático de la zona, proponen circuitos que destacan los productos locales (Ron agrícola AOC en Martinica) y los sitos culturales más importantes (Monumento de Point a Pitre en memoria de la esclavitud) así como los sitios naturales terrestres y marítimas .

Por otra parte, los actores profesionales multiplican los punto de amarre en las bahías y ensenadas paradisíacas .

Martinica ofrece fondeaderos en St Pierre y en el sur de la isla ( Marin, Trois-Ilets, Anses-d’Arlet). Guadalupe saca provecho de su archipiélago para proponer escalas en Basse Terre y Deshaies pero también en las islas de Saintes y María Galante. Es primordial este reto, ya que los cruceristas de los buques de lujo tienen un poder adquisitivo más importante. 

Las Antillas francesas siguen confiando en la actividad de cruceros al proponer, además de la acogida del turismo de masas, una apertura al turismo de nicho. Sin embargo, en el contexto actual, teniendo en cuenta las lógicas que prevalecen en la actividad de cruceros, dichos territorios, como muchas pequeñas islas , se interrogan sobre la conveniencia de estimular el turismo de cruceros. Primero, los efectos indirectos sobre la economía local no responden a las expectativas, y en segundo lugar las actuales modalidades del desarrollo de la actividad de cruceros, cuyo control no está en manos de los puertos de acogida, son contrarios a los proyectos de desarrollo sostenible en estas islas, por lo cual existen graves preocupaciones ecológicos. A fin de cuentas, conviene notar que la actividad de cruceros permanece incierta ya que depende de los caprichos del clima, de la economía y de los eventos sociales.

Los daños de los últimos huracanes afectaron gravemente las islas del norte del Caribe. Aquellos territorios trabajan activamente para reconstruir sus infraestructuras de recepción. Un año después del desastre, algunas islas, como Sint Maarten, recuperaron en parte sus actividades de cruceros. Por su parte, las Antillas francesas trabajan para mantener el nivel de visitas logrado en 2017.

Autores : Yves-Marcelle Richer, Julien Pellen
Traducción :  : Alfred Regy

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