GEOPOLÍTICA
 
Europa en el Caribe (2007)

 

Tras dominar el Caribe desde el siglo XV hasta el siglo XIX, Europa hoy no ocupa sino una posición limitada en este espacio por medio de sus territorios de Ultramar, ubicados principalmente en las Pequeñas Antillas.

De tal manera que tratar del tema de Europa en el Caribe es analizar las condiciones de la continuidad de la presencia, a primera vista anacrónica, de territorios europeo en el Caribe. También es intentar percibir cual es la posición de la Unión Europea (UE) en este espacio fragmentado, insular y continental a la vez, que reúne los Estados costeros del golfo de México y los del mar de las Antillas, globalmente en vía de desarrollo, pero entre los cuales los Estados Unidos, primera potencia mundial, ocupan una posición predominante.

Después de analizar las características de este arraigamiento de los europeos en el Caribe, estudiaremos cómo Europa puede ser al mismo tiempo un actor en el desarrollo y la cooperación. Por fin, teniendo en cuenta las transformaciones económicas y geopolíticas de estos últimos años, examinaremos los límites de aquella presencia en el Caribe de hoy.

1. Peculiaridades de los territorios europeos en el Caribe

Los territorios europeos del Caribe se diferencian por varios peculiaridades que les singularizan en el seno del espacio caribeño.

Islas con más o menos autonomía

Algunas islas como los Departamentos y Regiones de Ultramar (DROM) franceses están integrados, gracias a su estatutos, a un gran país europeo y por eso a la Unión Europea (ver croquis). Se trata de Martinica, Guadalupe y sus dependencias (María Galante y La Desirade). Guyana, departamento francés ubicado en América del sur viene a veces asociado al conjunto caribeño.

Al contrario, otras islas son más autónomas. En efecto, la parte francesa de San Martín y San Bartolomé, dos antiguas dependencias de Guadalupe, optaron, desde julio de 2007, por el estatuto de Colectividad de Ultramar1. De este modo, disponen de una asamblea territorial única y de cierta autonomía. Las Antillas neerlandesas, conjunto que reúne la Federación de las Antillas neerlandesas (islas de Curazao, Bonaire, San Eustaquio y Saba), la parte holandesa de San Martín (Sint Maarten) y la isla de Aruba disfrutan de otros estatutos diferentes, todavía en vía de transformación. La isla de Aruba, por su parte, dispone del estatuto de Estado autónomo en el seno del Reino de los Países Bajos desde 1986, mientras San Martín dejó la Federación de las Antillas neerlandesas en 2007 y es ahora un municipio neerlandés con estatuto particular. En cuanto a las Antillas británicas (Anguila, Islas Caimán, islas Turcas y Caicos, islas Vírgenes británicas, Montserrat), son territorios de ultramar del Reino Unido. La reina de Inglaterra -representada por un gobernador- es nominalmente el Jefe del Estado. En realidad, el Reino Unido se encarga de los asuntos extranjeros, de la defensa, de la seguridad interior y de los servicios públicos.

Además, un Primer Ministro y una Cámara de diputados aseguran la autonomía política. Mientras tienen los ciudadanos de las Antillas neerlandesas la nacionalidad holandesa, los ciudadanos de las islas británicas tienen una nacionalidad específica. Cabe notar sin embargo que, como consecuencia de las devastadoras erupciones del volcán La Soufrière, y en un momento en que la isla se dirigía hacia la independencia, los habitantes de la isla de Montserrat obtuvieron el derecho de residencia en el Reino Unido en 1998, y la ciudadanía británica en 2002.

Además de estas diferencias de estatuto al interior de los conjuntos nacionales, conviene precisar que las islas no disfrutan de los mismos niveles de integración en el seno de la Unión Europea. Los DROM tienen el estatuto de región ultraperiféricas (RUP) y de hecho forman parte de la Unión Europea mientras que las islas neerlandesas y británicas tienen el estatuto de Países y Territorios de Ultramar (PTOM) y por eso no forman parte directamente de la Unión Europea. A pesar de que no se aplica la legislación europea a estos territorios, sus ciudadanos disfrutan de la ciudadanía europea y participan a la elección del Parlamento europeo al igual que los habitantes de los RUP.

Esquema 1: Europa en el Caribe
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Fuente: Yvan Bertin, AREC, 2010.

Altos niveles de vida en el Caribe

Los territorios europeos del Caribe, bastante desfavorecidos con respecto a los promedios comunitarios del continente, dan la impresión de ser islotes de riqueza en el seno de las Antillas. El PIB por habitante es casi de 30 000 dólares en las islas Caimán2, 20 000 dólares en Aruba y Martinica, mientras no supera los 4000 dólares en Costa Rica, 3800 dólares en Santa Lucía y 400 dólares en Haití, uno de los países más pobres del planeta. Resulta que estas diferencias de riqueza generan flujos de emigrantes económicos, muchas veces poco capacitados y más o menos clandestinos, como ocurre por ejemplo entre Haití y Guadalupe y hasta rumbo a Europa.

Las islas más bien ricas, son consideradas como escaparates de Europa con la cual comparten gran parte de la cultura, de los valores, de los altos niveles de consumo, y también de un sistema de salud eficiente, en particular en las Antillas francesas. Por eso, se perciben estos espacios como apéndices ultramarinos de potencias desarrolladas exteriores al Caribe. De hecho, es fundamental subrayar que estas islas son fuertemente polarizadas, o por Francia en el caso de las Antillas francesas, o por los Estados Unidos en el caso de las Antillas inglesas y neerlandesas, y esto tanto a nivel de los intercambios comerciales como a nivel de las conexiones aéreas.

Una integración regional limitada en los territorios europeos del Caribe

Es obvio que numerosas dificultades socio-económicas (barreras arancelarias y comerciales reglamentarias o no, diferencias de los costes del trabajo y de los niveles de vida, especialización de los sistemas productivos en competencia), culturales (idiomas oficiales diferentes: español, inglés, francés, neerlandés) y también políticas (necesidad de visados, inestabilidad política del entorno regional) reducen las posibilidades de intercambios con el resto del Caribe.

Que se trate de los territorios franceses, ingleses o neerlandeses, la integración en el seno de asociaciones económicas o de cooperación regional plantea un problema. Por ejemplo, las RUP, como regiones francesas, no pueden participar directamente en los organismos de cooperación que agrupan territorios independientes, sin embargo tienen una representación en la Asociación de Estados del Caribe (AEC) mediante el Estado francés que disfruta de un estatuto parecido al de los miembros. De la misma manera, las islas Turcas y Caicos son miembros de pleno derecho de la AEC, mientras los Países bajos so tienen sino un estatuto parecido a un estatuto de observador. Respecto a la Comunidad del Caribe (CARICOM), las islas inglesas y neerlandesas tienen un estatuto de observador o de miembro asociado. En cambio, no son miembros las Antillas francesas. De la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) forman parte únicamente las dependencias británicas. En suma, la diversidad de las situaciones así como las numerosas organizaciones de cooperación3 ponen de relieve las dificultades de integración de los territorios europeos en un Caribe fragmentado que se organiza y desarrolla con dificultad.

2. Europa, agente del desarrollo y de la cooperación regional

Europa y en particular la UE que se sustituyó a las metrópolis europeas con recursos financieras mucho más importantes, aparece como un agente ineludible del desarrollo y de la cooperación regional en el Caribe. Los territorios europeos son, por cierto, los primeros en sacar beneficio de este contexto.

Los territorios europeos, espacios privilegiados

Con el estatuto de departamentos (1946) las Antillas francesas han vivido un refuerzo de la asimilación y sacan provecho de importantes transferencias de fondos públicos procediendo del Estado. De tal manera que la economía local se apoya ampliamente en los sectores del comercio y de la función pública. Por otra parte, el estatuto de RUP que se otorga a regiones que padecen retrasos y desventajas en el desarrollo (lejanía de la Europa continental, estrechez del territorio y de los mercados interiores, insularidad, fuertes coacciones naturales, baja diversificación de las economías, importante tasa de paro, etc.) favorece el acceso a los financiamientos europeos y en particular a los que se atribuyen en el ámbito del objetivo nº1 de la política regional europea4 de lucha contra las disparidades espaciales. De este modo, las RUP pueden acceder a los fondos estructurales para financiar la realización de infraestructuras y proyectos de desarrollo. Así fue como los fondos europeos financiaron las terminales de contenedores de los puertos de Jarry (Guadalupe) o de Fort de France (Martinica).

Las relaciones (actualmente en vía de actualización) entre los PTOM y la UE se definen, por su parte, en el ámbito de acuerdos periódicos de asociación basados principalmente en la cooperación económica y comercial así como en proyectos de desarrollo sostenible. El Fondo europeo de desarrollo permitió, por ejemplo, financiar una red de saneamiento en la isla de Bonaire. Sin embargo, el acceso a los financiamientos europeos es más difícil para aquellos territorios autónomos que para las RUP. Por eso, las Antillas británicas y neerlandesas tuvieron que buscar otras vías de desarrollo y, de hecho, se integraron más en la economía mundial. Optaron especialmente por los sectores del turismo (hostelería "todo incluido", cruceros), por las finanzas internacionales (offshore) y también las actividades petroleras. Eso no impide que, más allá de los solos territorios europeos, la actividad de Europa se extiende a todo el Caribe.

La cooperación UE - países ACP en el Caribe

Si las metrópolis europeas han guardado estrechos vínculos con sus antigua colonias siendo ya independientes (Mancomunidad, cumbres Ibero americanos), la UE ha firmado un número notable de acuerdos con los países del Caribe. En particular, se trata de los convenios (1975-2000) llamados convenios de Lomé, con los países "ACP" (Africa-Caribe-Pacífico). Este dispositivo se extiende a la mayoría de los Estados de las Pequeñas y Grandes Antillas, así como a Belice y a las Guyanas. La originalidad de estos acuerdos reside principalmente en la elección de un sistema preferente de exportación hacia la Unión Europea, con aranceles reducidos para algunos productos agrícolas, generalmente crudos (plátano, azúcar, arroz, ron). Estos acuerdos mostraron la gran especificidad de la política comercial de la UE en el Caribe, al contrario de la política liberal que conducían los Estados Unidos.

No obstante, las convenciones de Lomé fueron puestas en tela de juicio por su incompatibilidad con las directivas de la Organización mundial del Comercio. Desde el año 2000, las negociaciones que tuvieron lugar en Cotonú, elaboraron Acuerdos de Cooperación Económica (APE) entre la UE y los países "ACP" del Caribe.

Además, la UE financia proyectos de desarrollo en numerosos países del Caribe. Los principales ejes de desarrollo aceptados son los siguientes: el turismo, los transportes o la preservación del medio ambiente (como por ejemplo en Costa Rica). En paralelo a estas acciones, la UE se aplica a reforzar los procesos de integración regional mediante la implicación de sus propios territorios, que hasta ahora estaban en gran parte excluidos.

El impulso de políticas activas de cooperación

Para subsanar aquellas situaciones heterogéneas, la UE apoya la política de integración regional llevada a cabo por la AEC y el CARICOM (ver croquis). El fortalecimiento de asociaciones económicas o de cooperación regional conlleva un doble objetivo. Primero, permite a la vez un desarrollo interno basado en los intercambios y un aumento del peso de aquellos conjuntos en el ámbito de las negociaciones internacionales. En segundo lugar, para la UE y los Estados europeos se trata de facilitar la integración de sus territorios en el Caribe. Una mejor integración permitiría garantizar los mercados para las economías de los PTOM y de las RUP, y afirmar la "especificidad caribeña" de aquellas poblaciones en busca de identidad y también actuar para que esto territorios europeos no sean sólo los escaparates de Europa, sino también puntos de apoyo y plataformas de la política comunitaria en el Caribe. Respecto a este objetivo, se han fomentado los programas de cooperación INTERREG. Apoyan y financian numerosos proyectos en varios sectores, en particular el turismo, la explotación de los recursos pesqueros, el uso de las energías sostenibles, la difusión de la información y del saber o también las Tecnologías de la Información y Comunicación. En el ámbito del programa INTERREG III-B (período 2000-2006), se instaló un cable submarino de banda ancha a partir de Puerto Rico para conectar todas las Pequeñas Antillas con el fin de bajar considerablemente el coste de las conexiones por Internet.

Resulta que la UE aparece hoy día como un actor imprescindible de la ayuda al desarrollo, sobre todo en las Pequeñas y Grandes Antillas, a través de varias políticas de cooperación transfronterizas, transnacionales y regionales. Sin embargo, cabe matizar el impacto de su actuación.

3. Las incertidumbres de la presencia europea en el Caribe.

Está claro que las transformaciones en marcha tanto a nivel mundial como en el mismo interior de los territorios europeos del Caribe suscitan una serie de interrogaciones.

El fin de la guerra fría y la ampliación de la UE a ciertos países de Europa central y oriental (PECO) han implicado una baja del interés de la UE por el Caribe y reducido las posibilidades de financiamiento, puesto que, además, algunos Estados de la Unión que carecen de sensibilidad caribeña, no llegan a comprender las preferencias comerciales a favor de aquellos países alejados. Esta situación acarrea conflictos internos, como fue el caso para el plátano. Además, si las islas siguen siendo puntos de apoyo para la proyección de fuerzas en el Caribe (en mayoría humanitarias), dejaron de ser, en la actualidad, puntos estratégicos para lo que atañe a la defensa nacional.

Por lo general, desde algunos años se nota una baja sensible de la ayuda al desarrollo otorgada por Europa al Caribe5. Decrecen también los intercambios comerciales. Cabe señalar también que durante las grandes cumbres internacionales de la UE, muchas veces se asocia el Caribe a América latina. Por eso, el Caribe no tiene imagen propia y puede aparecer, a veces, como un "ángulo muerto" de la globalización económica. Al sur de Europa, el Mediterráneo es hoy para la UE una zona de influencia más próxima y prometedora que el lejano Caribe que está, en gran parte, bajo control americano.

Europa, ¿un contrapeso frente a la potencia americana en el Caribe?

Muy a menudo, se presenta la presencia de Europa, en particular la de la UE, como un contrapeso frente a la potencia americana en el Caribe.

Recordemos que durante el siglo XIX, el movimiento de descolonización en el Caribe y el retroceso de la presencia europea dieron lugar a una progresión de la influencia americana basada en la doctrina de Monroe: "América para los americanos". El mundo caribeño, que sea hispánico, neerlandés o británico es hoy muy americanizado, incluso las dependencias británicas y holandesas. Las Antillas francesas, en este sentido, aparecen como excepciones.

Los intereses económicos europeos se reducen, en efecto, a algunos sectores como el turismo en República Dominicana o en Cuba (bajo embargo americano) donde la empresa española Sol Melia hizo importantes inversiones6. En cuanto a la presencia militar de Europa, depende de las metrópolis. Por ejemplo, la presencia militar de Francia, cuya actividad, entre otras, es la lucha contra el narcotráfico, se revela muy ligera en comparación de los medios desarrollados por los americanos.

Por lo que se refiere a su participación, los Estados Unidos contribuyen al desarrollo de los Estados del Caribe a través de múltiples programas que compiten, a veces, con las que fomenta la UE. A cambio de una modesta ayuda, los Estados Unidos se benefician de un apoyo a buen precio de parte de aquellos recipiendarios en el seno de las instituciones internacionales -como por ejemplo en la ONU-. Esta ventaja no vale para la Unión Europea que no es una potencia política y que carece de una estrategia clara para defender sus intereses. Por otra parte, las mismas condiciones de la presencia europea en el Caribe comportan numerosas posibilidades de evolución.

¿Qué evoluciones de los estatutos para los territorios europeos?

Los territorios europeos del Caribe, con disponer de estatutos diferentes en el ámbito de los conjuntos nacionales, aspiran casi todos a una autonomía más importante, sea entre ellos (cuando están reunidos en entidades de gestión común) o sea para con sus metrópolis.

Así, cuando se realice la ruptura, anunciada para 2010, del Estado autónomo de la Federación de las Antillas neerlandesas, Curazao y Sint Maarten formarán dos nuevos Estados autónomos (además de los Estados de Aruba y de los Países Bajos), y tres otras islas (con menos habitantes) serán integrados al Estado de los Países Bajos como "municipios neerlandeses con estatuto particular".

Se nota la misma propensión a la disgregación en las Antillas francesas donde cada isla reclama cierta forma de autonomía de gestión respecto a su vecina y a la metrópoli. Por otra parte, la realización de "Estados Generales" a consecuencia de los movimientos sociales ocurridos a principios de 2009, permite plantear de manera clara el problema de la evolución institucional de estos territorios en el seno de la República francesa.

En esta perspectiva, la continuidad o no de los financiamientos europeos se revela una cuestión clave. La reciente evolución de San Bartolomé y de la parte francesa de San Martín debería significar el cambio del estatuto de RUP al de PTOM.

A fin de cuentas, la presencia europea en el Caribe parece vivir una nueva etapa. Vimos que la permanencia de territorios europeos en el Caribe hizo que quedaron aislados en el seno del entorno regional. De tal manera que se revela necesario reforzar los vínculos con el resto del Caribe mediante los recursos tecnológico, humanos y financieros de Europa. No es inédita tal política, sin embargo el actual contexto geopolítico y económico -en un tiempo en que las políticas de cooperación entre la UE y el Caribe tienden a debilitarse- hace que es imprescindible buscar nuevas vías de desarrollo. En esta perspectiva, presentan como una condición previa el cambio de estatuto de los territorios europeos del Caribe hacia una autonomía más grande.

Por eso, estas evoluciones corren peligro de traducirse, a medio plazo, por cierto desinterés de de Europa para con el Caribe. ¿Se debe ver en esto la confirmación de un movimiento histórico de retirada en el momento en que los Estados Unidos, aplicados en mantener su dominio sobre el Caribe, entran en competencia con otras potencias -como por ejemplo Venezuela, Brasil, pero también China- que faltan de reconocimiento de su estatuto internacional?


1 Las COM gozan de cierta autonomía en materia aduanera y fiscal.

2 El nivel de riqueza de las islas Caimán alcanza el de los Estados Unidos.

3 Hay otras que reúnen en particular a los Estados continentales.

4 El objetivo nº 1, llamado "de convergencia" se destina a las regiones con retraso de desarrollo (las RUP o regiones cuyo PIB per cápita es inferior de 75% con respecto a la promedio comunitario).

5 La ayuda europea al CARICOM bajó por ejemplo del 55% desde los años 1990.

6 La empresa Sol Melia es dueña de 24 hoteles en Cuba.


Bibliografía


DEOUVE Elina, Jos Emmanuel, Accords commerciaux dans la Caraïbe et échanges entre Collectivités Territoriales françaises d'Amérique et pays ACP de la Caraïbe, Éditions Publibook Université, Paris, 2004, 255 p.

 

LAMBOURDIERE Eric (dir.), La Caraïbe dans la géopolitique mondiale, Ellipses, Paris, 2007, 464 p.

 

LERAT Christian (dir.), Le monde caraïbe, défis et dynamiques, tome 2, Maison des sciences de l'Homme d'Aquitaine, Pessac, 2005, 374 p.

 

JOS Emmanuel (dir.), La Caraïbe face au défi de la mondialisation, Montchrestien, Paris, 1999, 367 p.

 

TAGLIONI François, Géopolitique des Petites Antilles, Karthala, Paris, 1995, 321 p.

 

Sitios web

 

Sitio web de la comissión europea : http://ec.europa.eu/development/index_fr.cfm

Autor(a) : Yvan Bertin
Traducción :  : Alfred Regy

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