De la economía extractivista de enclave al desarrollo neo-extractivista en el Caribe Occidental en el siglo XXI
La hispanización de los “territorios creoles e indígenas” no integrados a los Estados Nación, significo la pérdida del control de los mecanismos de reproducción de estas sociedades en el Caribe
Occidental. El extractivismo colonial y post-colonial, en estos Estados recién “independizados” de España a principios del siglo XIX, significo la invasión de una cultura mestiza
hispanoparlante, defensora de una superioridad cultural que se convirtió en una amenaza a los recursos y formas de vida de comunidades locales, indígenas y creoles, en la antigua Mosquitia.
Con la apropiación de tierras a nombre del Estado y la declaración de baldíos y “territorios Nacionales” el descontento hacia la dominación mestiza y la autoridad de los Estados se profundizó.
Las contradicciones inherentes al modelo de integración económico y cultural, por parte de los Estados Nación mestizo en el Caribe, más reconocido hasta hace muy poco como “Costa Atlántica”,
tanto en Centro América como en Colombia y el reclamo permanente de las autonomías regionales por parte de pueblos de lengua inglesa y creole, no se reconciliaron, por el contrario, se
profundizaron con la colonización extractiva primario-exportadora de recursos naturales. Para los Misquitos, la reincorporación de la Mosquitia en el caso de Nicaragua es asociada al engaño:
“ispali kumin kira" significa españoles mentirosos” y significa el “derrocamiento” del antiguo reino Misquito reconocido por Gran Bretaña en el siglo XVIII. (Gordon Edmund, 2002, p.
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1. Economía de enclave en la regeneración: desintegración espacial, capital monopolista y colonialidad extractivista
La nacionalización, o “reincorporación” nacional, en el siglo XX, favoreció la implantación de compañías bananeras, forestales y mineras en la Costa Caribe. Los gobiernos de Nicaragua con Somoza
(años setentas) pretendieron hacer una reforma agraria en las “tierras nacionales” pero lo que efectivamente realizaron fue la expansión de la colonización de los años sesenta. Para aquellos que
estaban ubicados en la antigua reserva misquita, el uso de la tierra y sus recursos se extendió más allá de los linderos por el ordenamiento jurídico. La mayor parte de esa presión fue ejercida
por compañías privadas trasnacionales del banano, minería y recursos forestales (caucho y caoba) que emplearon a algunos de estos pobladores para acceder a bienes de consumo importados. Para
algunos de ellos la cercanía con el Canal de Panamá significó la posibilidad de conectar los dos mundos, y a su vez ingresar
como mano de obra no calificada de habla inglesa en un circuito de acumulación transnacional y una fuente de nuevos ingresos para acceder a bienes suntuarios importados. El saqueo de recursos
naturales por parte de estas empresas y las promesas de acceso a nuevos bienes en su condición de fuerza laboral marginal del circuito de explotación y comercialización transnacional ocasionó
tras la ocupación norteamericana y la confrontación en los años 30s, nuevos conflictos socio-culturales, que van a fortalecerse en los 60s ante los ecosistemas devastados y la imposibilidad de
estos pueblos, articularse establemente en un sistema capitalista de acumulación.
La economía de enclave en los años 30s en la Costa Caribe va a profundizar, las bases de la economía extractiva trasnacional y el desarrollo del capitalismo voraz. La alusión hace referencia a la
presencia de grandes capitales extranjeros que van a alcanzar el control político y económico de la zona depredando sus recursos naturales y transfiriendo hacia el exterior ganancias cuantiosas,
lo que va a afectar aún mas el modelo la vida de los pueblos de la región.
Una economía de Enclave hace referencia a la presencia del capital monopolista en un ambiente político y social subordinado a ese monopolio, en una economía mercantil simple. Autores como (Vilas,
1987) definen este tipo de economías como características del rasgo de una fase de la etapa imperialista del capitalismo, caracterizado como la época del desarrollo del capital monopolista a
escala internacional. Siendo la mayoría de las veces capital extranjero, va a permitir al enclave consolidar sus relaciones de explotación a nivel local. América Central y el Caribe van a ser un
ejemplo de invasiones incluso armadas para garantizar el derecho de libre explotación de los recursos naturales, la fuerza de trabajo y las finanzas de los países de la región de las empresas
extranjeras.
El concepto de enclave va a implicar una actividad encerrada en sí misma, con relaciones fuertes hacia el exterior y cerrada hacia la sociedad donde está situada. Las empresas extranjeras en los
enclaves, van a importar maquinaria, equipos, insumos, alimentación y personal directivo del país de origen sin establecer eslabonamientos productivos con la población local. No harán difusión
tecnológica o entrenamiento de la población nativa. Se trata de actividades extractivas, que mantienen sus lazos estrechos con las economías metropolitanas. Una de las características de las
relaciones entre empresa y gobiernos locales es la hegemonía entre empresas extranjeras y grupos locales de poder y la apropiación de ellas de los grupos dominantes locales y nacionales, así como
de sus aparatos institucionales profundizando sus relaciones de subordinación. La empresa se va a encargar de la organización de la extracción, la exportación y la comercialización. Existen
varios casos de concesiones extractivas en el caso de Nicaragua: A la empresa Emery en 1982, se le otorgo el derecho de explotar el 10% de los bosques de la región Caribe, sin pagar regalías, por
sus barcos, tampoco reconocían los derechos de puertos nacionales en los ríos y mares. Lo mismo ha pasado con la pesca en todo el siglo XX y XXI.
Las compañías mineras trasnacionales, contaban con derechos a la libre importación de maquinaria y exportación de minerales, con exención de impuestos de gobierno nacional y municipales. Nunca se
verificaron los materiales exportados (Vilas 1987: 4), y en el caso del oro el impuesto fue menos del 1.5% del valor exportado. Lo mismo ocurrió con el banano en toda la Costa Caribe. La exportación no estaba grabada por ningún impuesto y la madera pagaba impuestos insignificantes. (Vilas: 1987)
No llevaban libros de contabilidad o inventario. Cualquier intento de regulación significaba el derrocamiento del mandatario local y la intervención norteamericana, como el caso de los marines
enviados por el gobierno de los Estados Unidos imponiendo su autoridad política - económica en una región marcada por el “atraso” relativo del poder local subordinado al capital monopolista
extranjero. Existen algunos ejemplos de poblados en “áreas de las empresas” como la comunidad de Siuna, que debía pagar renta y podían ser desalojadas en cualquier momento (Vilas, 1987, citando a
Ruiz, y Adams, 1981). En el caso del Cesar y la Guajira en el Caribe colombiano, más de 10 poblaciones indígenas fueron despojadas de su territorio y se crean nuevos emplazamientos de vivienda y
comercio para los administradores de las mineras. (CIEDH, 2020) Surgen ciudades pequeñas en las compañías, con unas vidas dependientes de la actividad minera generando una segregación en el
territorio, que expresaba la jerarquía étnico-ocupacional. Esta invasión de territorios en la costa Caribe, ocurre también en el Caribe panameño, con el control del Canal de Panamá, por el
gobierno norteamericano, durante todo el siglo XX. Los pueblos Indígenas, creoles y campesinos van a ser también segregados y algunos de ellos articulados a las actividades de la construcción de
infraestructura. Una de las hipótesis respecto al proceso de “desintegración” entre Costa y Centro en la antigua Mosquitia
tiene que ver justamente con el grado de conexión entre empresas extranjeras y trabajadores jornaleros explotados en el contexto de una economía de enclave orientada hacia el exterior, sin
difusión de conocimiento o mejoramiento de capacidad de trabajo, fragmentando aun mas, la economía de la región con el resto del país. Con un sistema de pago de cupones en lugar de efectivo, se
va a generar una moneda paralela dependiente de contratos laborales temporales. Esto va a significar profundos cambios en los ámbitos de vida en un emergente proletariado que va a intentar
sustituir a las prácticas de subsistencia indígenas y creoles.
En general en América Latina bajo los booms extractivistas del principios de siglo XX como Perú y Bolivia, (Minas de oro y Estaño) o en el caso del Banano en Colombia, República Dominicana y en
la Costa Caribe, van a concentrar las estructuras extractivas trasnacionales, afectando las economías de producción internas, quedando atrapados en procesos de acaparamiento de riqueza de
unas pequeñas elites “Barones de Estado” que les sirven de mediación: gerentes, políticos y prestamistas (Gudynas, 2015: 37) que en lugar de promover una fuerza de trabajo asociada al manejo
minero reforzaron la explotación y subordinación de jornaleros. Con esta actividad la hegemonía inglesa del siglo XIX va a ser sustituida por la hegemonía norteamericana en la región. Las épocas
de bonanza, exportadora va a ser acompañada de aluviones de importaciones para atender el consumo de los complejos mineros.
Este es el momento en el cual la titulación de tierras se realiza desde los centros de poder dejando vastas extensiones de territorio como “tierras nacionales” con una enorme presión de empresas
trasnacionales. Esto va a ocurrir en varios países de la región. La actividad económica extractiva va a hacer uso de la tierra y sus recursos. Separando a los pobladores locales, de sus medios de
producción.
Después del boom minero en la crisis de los años 30s, las compañías van a dejar los recursos saqueados, los pastizales deforestados y los recuerdos de bienes de consumo que ya no se van a poder
comprar, generando aun mayor desconfianza vis a vis el gobierno central. En el contexto de la gran depresión, la movilización costera se disipa entre los años 30s y 40s y en los 60s adquiere
nueva forma. La Creolizacion va a permitir generar un proceso de autoafirmación cultural colectiva liderado por aquellos con mayores recursos y educación que van a ocupar en todo el Caribe
espacios en la arena política. Las organizaciones indígenas van a posicionarse en contra de las practicas mercantiles de intermediarios, chinos y norteamericanos y también contra los gobiernos
municipales y nacionales controlados por mestizos o continentales. En este contexto se inicia una noción identitaria indígena como en el caso Misquito que coloca las tierras comunales en el
centro de la disputa política ante el Estado. Este proceso va ser compartido por los pueblos étnicos, en toda América Latina.
Solo hasta 1987 con la revolución sandinista el Estado va a aceptar reconocer una autonomía regional de la denominada “Costa Atlántica” bajo la categoría de nación multiétnica, para garantizar
los derechos a comunidades indígenas y descendientes de africanos.
En el contexto de grandes tensiones con los Estados Unidos presente en la guerra de los contras, contra el gobierno sandinista en la región, se va a adelantar un proyecto de Autonomía para el
reconocimiento de seis grupos sociales en dos zonas bajo un estatuto que delimitaría los derechos socio-culturales de los diversos grupos étnicos, respetando al mismo tiempo la integridad de la
nación. (Butler, 1985, p. 9).
Tratando de responder a estos interrogantes,
“Como un gobierno nacional de carácter popular con una noción mestizo-céntrica de liberación a veces arrogante va a asumir políticas antirracistas y abrir un espacio para los habitantes de
la costa en su revolución”? (Gordon E, 2002)
“Como podrían los Costeños encontrar una forma para superar la dicotomía históricamente construida entre españoles enemigos y amigos anglo-norteamericanos de tal manera que los “españoles”
sandinistas pudieran ser re-Imaginados como aliados?” (Gordon E, 2002)
El nuevo Estatuto de Autonomía va a determinar el nuevo orden constitucional de Nicaragua como un pueblo de “naturaleza multi-étnica”; en una extensión territorial de 60,366 km², más de la mitad
del territorio nacional, reconociendo sus derechos a preservar sus lenguas, religiones, arte y cultura; así como el goce, uso y disfrute de las aguas, bosques y tierras comunales. Sin embargo, el
modelo de desarrollo económico bajo el modelo del capitalismo dependiente del mercado mundial de las commodities no va a permitir garantizar el derecho de estas comunidades a organizarse y vivir
bajo otras formas y modos anticapitalistas de acuerdo con sus legítimas tradiciones.
Si bien, en los años 90s, tras el reconocimiento de las autonomías con el gobierno sandinista, la movilización local contra el gobierno va a disminuir, con el boom del neo-extractivismo al inicio
del siglo XXI: se plantea un nuevo desafío para la región caribe en un contexto de fragmentación, racismo, discriminación y desigualdades internalizadas de las poblaciones como los signos más
representativos de los nuevos tiempos.
2. El Neo-extractivismo minero y petrolero en la región del Caribe Occidental
Mapa n°1: Recursos de la zona
Autor: F. Turbout, MRSH universidad de Caen, 2022.
Centroamérica y el Caribe Occidental durante todo el siglo XX, va a ser una región a ser percibida como un conjunto de naciones “subdesarrolladas” y a su vez con una gran cantidad de recursos
(como oro, plata, zinc incluso uranio de mucho interés para las compañías mineras. Y ahora con reservas de petróleo bajo el lecho marino en el mar Caribe de Guatemala, Belice, Honduras,
Nicaragua, Colombia, Costa Rica y Panamá.
El neo-colonialismo va a ser el rasgo estructural del sistema mundo capitalista moderno en la fase de la globalización neoliberal, caracterizado en nuevas formas de explotación en las dos
primeras décadas del siglo XXI. La minería trasnacional, es un caso emblemático de ese nuevo orden extractivista global. Sus estrategias, prácticas y patrones tecnológicos e ideológicos muestras
nuevas formas de dominio colonial del presente. El territorio se convierte en el lugar, pro excelencia que anuda naturaleza y cultura y materializa expresiones económicas y política resulta un
elemento clave para el andamiaje del poder y sus estrategias de dominación, y generación de la producción de desigualdades. La lógica de la acumulación es dependiente de una sostenida y continua
empresa colonial. (Refiere a los procesos económicos, políticos y culturales a través de los cuales se produce la apropiación y disposición de poblaciones locales. (Machado, 2013)
En pleno siglo XXI, continuamos inmersos en ese viejo trauma colonial; sólo que ahora, tras más de cinco siglos de desarrollismo extractivo voraz, asistimos a un estadio definitorio
de agotamiento del mundo. (Machado, 2013)
En los países de la región centroamericana y del Caribe, (OCMAL, 2011), la minería trasnacional se convierte en la alternativa asociada al mito del desarrollo en todos los regímenes políticos:
progresistas, neoliberales y defensores del Libre Comercio.
Si bien la explotación minera se propone en los países centroamericanos como una alternativa “para superar el sub-desarrollo”, a pesar de que está ampliamente demostrado que el extractivismo
minero, es altamente contaminante ya que durante su proceso productivo utiliza elementos altamente peligrosos como el cianuro, cadmio, cobre, arsénico, plomo etc, contaminando los suelos,
el aire, pero sobre todo el agua.
La industria minera trasnacional, tiene en la actualidad una verdadera fortuna en sus manos, sobre todo si puede realizar sus operaciones a bajos costos y con muy pocas o nulas regulaciones sobre
su actividad. Precisamente, estas condiciones se cumplen en los países terciarizados o periféricos, países que poseen importantes reservas naturales, incluyendo en ellas un porcentaje
considerablemente atractivo de metales preciosos, como el oro, plata, cobre, uranio, etc. Por ello esta región, con la firma de los tratados de libre comercio con Estados Unidos y
Canada (TLCAN y CAFTA), se convierte en un lugar de interés para la industria minera; por cuanto sus gobiernos están dispuestos a permitir cualquier tipo de actividad que prometa una
“aparente” solución para su situación de pobreza y vulnerabilidad. Los Tratados de Libre Comercio (TLC) garantizan a las empresas la no expropiación o nacionalización de sus inversiones. En el
caso de la negativa de estos países o de sus comunidades a explotar sus minas, se tramitan las diferencias en instancias jurídicas trasnacionales. Existen ya varias demandas contra el
gobierno del Salvador: Pacífica Rim Mining Corp. y Commerce Group y también contra Colombia, por su negativa a la explotación minera en el Páramo de Santurban.
Mapa n°2: Proyectos de explotación minera y petrolera
Autor: F. Turbout, MRSH universidad de Caen, 2022.
Solo en Centro América se encuentran, 15 proyectos emblemáticos de gran minería: Todos son de empresas de origen canadiense con subsidiarias en cada uno de los países excepto las minas de
Honduras y El Salvador, en donde hay también, capital norteamericano. Se explota oro y plata en Nicaragua (Extracción en el Triángulo Minero, en el Norte) Zona Misquita, en la Región Autónoma
Caribe (empresas de Estados Unidos, Canadá y Nicaragua) y la Mina Orodi en la Región Sur.
En Honduras, (2011) en donde paradogicamente se encuentra una de las bases militares norteamericanas más grandes del área, en el 31% del territorio se encuentra el mayor número de concesiones
mineras. Solo en el 6% se producen alimentos, y el resto del territorio es concesionado a grandes proyectos de extracción minera, petrolera (incluyendo el territorio marino) y forestal, generando
muchísimos impactos ambientales. En relación con Nicaragua, Guatemala y el Salvador, Honduras es de todos los países centroamericanos, el que menor territorio sembrado tiene. En la antigua
Mosquitia, la mayoría de las minas en la zona son de oro y plata, en menor medida son de hierro y cobre. (OCMAL, 2011)
Mapa n°3: La situación colombiana y la progresión de las operaciones petroleras en alta mar
Autor: F. Turbout, MRSH universidad de Caen, 2022.
Los códigos mineros en América Latina y del Caribe son semejantes. Comparten el respeto a la supuesta “responsabilidad social empresarial” lo que implica el reconocimiento de instrumentos
legales, derechos y obligaciones de concesionarios y algo de protección al medio ambiente. El pago de regalías varia de país a país. Las empresas mineras pagan menos del 1,5% de regalías en
algunos estados: En Nicaragua 3%, en Guatemala 0,5%, en El Salvador 1.0%
El Salvador y Costa Rica son los únicos países de la región en haber declarado desde 1999, Costa Rica la prohibición de exportación de minería al cielo abierto, gracias a la Movilización
Social.
En la antigua Mosquitia sin embargo tanto Nicaragua a diferencia de Colombia, se reconoce como un país progresista defensor de la autonomía de las autonomías de las comunidades
caribeñas, fortalece con Honduras y Guatemala, su subordinación al desarrollo extractivo trasnacional lo que genera nuevos conflictos en los pueblos indígenas y afro-caribes. El Neo
extractivismo hace referencia a los argumentos de los gobiernos denominados “progresistas” que acuden a la profundización del modelo extractivo para la distribución de la renta minera en sus
territorios y así disminuir sus desigualdades. (Caso Venezuela, Ecuador y Bolivia: (Gudynas: 2018).
Autores : Frédérique Turbout, Catalina Toro-Pérez
Traducción : : Frédérique Turbout, Catalina Toro-Pérez
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