RIESGOS MAYORES
 
Cambio climático e insularidad

El seísmo de Port-au-Prince de enero de 2010, y los recientes acontecimientos ciclónicos de 2016 y 2017, que nos fueron sin embargo los más numerosos ya que en 2011 se registraron 11 fenómenos graves, plantean la cuestión de la insularidad a quien quisiera olvidarla . Las recientes investigaciones sobre el cambio climático obligan a considerar su impacto sobre las poblaciones de las islas y en particular en las más pequeñas. 

1. Vivir con las incertidumbres climáticas y sísmicas

El huracán Irma que devastó San Martín (92 km²), Barbuda (161 km²), San Bartolomé (21 km²) y Anguila (91 km²), de la que casi no se habla, y también el archipiélago de las islas Vírgenes y Puerto Rico, suscita graves interrogaciones sobre los retos humanos y económicos. El estado de Antigua y Barbuda dio una solución drástica al problema al evacuar a los 1800 habitantes de Barbuda, considerados entonces como los primeros refugiados climáticos de la zona, como consecuencia del paso del huracán Irma y frente a la amenaza que presentaba el siguiente, José.

¿ Es esta solución la más oportuna? ¿ Y se rompe un tabú al cuestionarla ?

No obstante, a la vista de las fotos que se difundieron tras los episodios ciclónicos, y de la evaluación de daños hecha por las autoridades de las diferentes entidades devastadas, conviene que los ciudadanos discuten sin demora sobre muchos aspectos cuestionables. 

 Figura n° 1: Puerto Rico en 2018, a dos meses de la siguiente temporada ciclónica: los techos temporales en lonas azules siguen siendo muy numerosos

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Fuentes: AFP, France 2 Télévisions, 2018

1.1. ¿ Cómo garantizar la seguridad de las personas durante el paso de un huracán? 

Primero se plantea el problema de mantener a salvo a las personas y por tanto avaluar la disponibilidad de estructuras y edificios capaces de resistir a los peligros de los ciclones.

¿ Cuántos edificios pueden amparar de 10 a 100 individuos? Conviene recordar que en la isla de San Martín las densidades de población son respectivamente de 605 hab/km² en la parte francesa, pero de 1 134 hab/km² en la zona bajo administración de los Países Bajos. En los demás territorios, las densidades de población van de 150 a 400 hab/km². La verdad es que en muchas islas pequeñas, el nivel de vida es bajo y el hábitat más o menos precario, por lo que sera necesario prever sitios más resistentes y más numerosos para proteger a las personas más vulnerables.

¿ Que tipo de vivienda individual se debe construir para resistir vientos de 250 a 300 km por hora, si se tiene en cuenta que no soplan de manera regular? Existen “corredores de vientos” que destruyen todo a su paso, cuando 100 a 200 metros más lejos las viviendas quedan más o menos intactas.

Los arquitectos afrontan múltiples dificultades: los edificio deben resistir vientos violentos y ondas sísmicas, ser confortables durante todo el año y al mismo tiempo resguardar del calor. Tales requisitos aumentan los costes de construcción de manera exponencial lo que no pueden soportar aquellas poblaciones de recursos financieros limitados. 

1.2. ¿ Cómo reforzar las infraestructuras que garanticen la vida de los habitantes tras las catástrofes?

La gestión de riesgos supone necesariamente el restablecimiento de las condiciones de vida y de la actividad después de una catástrofe. Por eso, es imprescindible el acceso a las redes de agua, electricidad y telecomunicaciones.

Primero resultan afectados las redes de electricidad, por tanto los medios de comunicación, y el abastecimiento de agua. Si a primera vista, enterrar les redes eléctricas parece ser una solución para evitar la caída de los postes, ¿Qué puede ocurrir en caso de seísmo?

En cualquier caso, siempre se interrumpe el suministro de agua potable. ¿ Es posible proteger las fuentes de abastecimiento de agua ( cuencas de recogida, manantiales, estaciones de tratamiento)?

Después de un huracán o de un terremoto, los aeropuertos, verdaderos pulmones económicos vitales de las pequeñas islas, no sirven. Paradójicamente, los pequeños aeródromos , como él de Grand Case en la isla de San Martín, son operativos más rápidamente, dos días después del paso del huracán Irma, se reanudaron las actividades, pero sin la posibilidad de recibir los jumbos indispensables para el abastecimiento de las poblaciones siniestradas. El aeropuerto internacional de Juliana no restableció su tráfico sino 15 días después del episodio ciclónico ( y aún parcialmente).

También resultan afectados los puertos: contenedores a la deriva entre dos aguas, pórticos caídos, muelles deteriorados, acumulación de desechos en las marinas. Durante un mes, no pudo funcionar el puerto de Roseau en Dominica, a causa de las devastaciones producidas por Maria, el tercer huracán de la temporada. También en aquel caso se hizo el abastecimiento y el rescate con pequeñas embarcaciones de pesca, de tal manera que se asistió a la puesta al agua de las yolas de pesca en Dominica, con el fin de proveer los mercados de pescado, proceder a la limpieza de las playas cubiertas de vegetales para permitir que llegara la ayuda procedente de los grupos de pescadores de Maria Galante, de Guadalupe o Martinica que traían materiales tales como generadores, piezas de motores, productos alimenticios y médicos.

Se puede observar que Cuba, a pesar de ser una entidad de más importancia y un poco apartada de los grandes circuitos comerciales, garantiza mejor la seguridad de su población: reagrupación en centros seguros y por consiguiente pocas víctimas o ninguna, capacidad de alimentar a la gente. Son conocidos los defectos del régimen cubano ( despotismo, encuadramiento de la población, nivel de vida frugal lejos de la abundancia), pero no se observan pillajes y son escasos las solicitudes de ayuda internacional. De este modo, Santiago de Cuba no apareció en los medios de comunicación tras el paso del huracán Mattew en 2016, y en febrero de 2017 fue la sede de una gran conferencia sobre la cultura en la zona.

Al contrario, Puerto Rico que tiene fama de ser más avanzado que Cuba, registró a 12 muertos y cinco meses después, el 80% de los habitantes todavía no tenía acceso a la electricidad y al agua potable. El actual Presidente de los Estados Unidos consideró de manera muy arrogante las dificultades de los habitantes durante su breve estancia en la isla al arrojar botellas de agua a los miembros del ejecutivo portorriqueño. 

1.3 Organizar la vida cotidiana tras el cataclismo.

 La prioridad es gestionar los desechos, no las botellas de plástico o las bolsas que yacen a lo largo de las carreteras, sino las chapas arrancadas, torcidas, las paredes medio o totalmente derrumbadas, el sinnúmero de montones de árboles arrancados, las ramas caídas en todas partes, los barcos de recreo que obstruyen las marinas y las playas ya que los propietarios no fondean espontáneamente sus veleros y embarcaciones de motor en los manglares de poco calado, conducta habitual de los marinos experimentados de la zona.

Figura n° 2: una calle en Dominica tras el ciclón María

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Fuente: AFP, 2017.

Está claro que gestionar los desechos significa no sólo instalar un dispositivo que permita la recolección , sino también proceder al reciclaje. Casi no existen estructuras para tratar los vegetales, trocear los troncos y ramas, y aprovechar tantos residuos. ¿ Qué hacer con los escombros? ¿ Dónde recogerlos? ¿ Dónde depositar los chasis de vehículos, los electrodomésticos deteriorados ?

Cuatro meses después del paso de Irma, se ven en las fotos impresionantes montones de chatarras de coches o de restos de barcos en Marigot en la isla de San Martín, aunque no era de las más desfavorecidas. Un reportaje sobre Anguila se extasía sobre la reactivación de los hoteles de cinco estrellas, pero no muestra cómo trataron todo lo que fue despejado y dónde recogieron los materiales. ¿ Cómo seleccionar entre los desechos para exportar y reciclar?

Son tantos problemas que las pequeñas islas no tienen la capacidad de solucionar: a nivel local no hay fábricas de cemento, muchas veces faltan fábricas de ladrillos, no hay plantas de tratamientos de desechos vegetales, y tampoco empresas de reciclaje de vehículos. ¿Qué hacer con las baterías y los líquidos corrosivos que contienen o con los frigoríficos? Lo que, en épocas normales, es una preocupación, después de una catástrofe, se convierte en un quebradero de cabeza para las autoridades.

Sin embargo, no son idénticas las situaciones en todas las islas del archipiélago. Entidades como Martinica o Guadalupe, considerados como ricos desde el punto de vista caribeño, se desenvuelven mejor: los almacenes más numerosos, más importantes, mejor construidos y por consiguiente más resistentes, disponen de bastante existencias para atender las necesidades de la población. Se puede observar que en Dominica, isla totalmente devastada, el supermercado de Roseau fue él que pudo, al cabo de tres semanas, distribuir un mínimo de abastos a los habitantes de la capital.

En el mismo seno de las poblaciones, en las que muestran fuertes desigualdades, siempre serán pocas las existencias en los medios sociales más pobres. Pero, conviene plantearse la pregunta de saber si se puede incitar a aquellas familias a proveerse de reservas, sin saber donde guardar los alimentos en las viviendas precarias.

Es cierto que los vientos de 200 km/h azotan aquellas viviendas y arrastran el arroz, las pastas y cereales, el agua y otros productos que en el mejor de los casos, flotan y se mezclan con el lodo y otros desperdicios.

En los medios más favorecidos, se plantean los problemas de manera diferente: pueden anticipar, poner provisiones a salvo para los 10 a 15 días siguientes al ciclón. Más tarde, son capaces de comprar productos, inevitablemente más caros.

En el mundo rural, donde hay grupos humanos que viven de forma autárquica, se observa otro escenario. Durante las horas siguientes, los campesinos recolectan todo lo que yace en el suelo: frutas, verduras, pero el aislamiento puede prolongar la catástrofe climática o sísmica. Seis meses tras el paso de la tormenta Irma, Dominica no ha recuperado sus capacidades de producción hortícola, ya que los plátano no dan fruta sino 8 o 12 meses después de un episodio ciclónico. En el momento de escribir estas líneas, muchos dominicanos están buscando alimentos, ya que han caído cocoteros y árboles de pan ( Artocarpus altilis, de la familia de las Moráceas).

En período de dificultades, ellos podían paliar la escasez de alimentos. 

2. Planes para el futuro

  • Construir más sólido y más resistente: se reunieron los arquitectos caribeños con el intento de proponer soluciones para construcciones que deberían resistir vientos superiores a 300km/H. Pero estas recientes tecnologías innovadoras son costosas y en las islas poca gente puede reconstruir según esas normas, porque además, los edificios deben resistir tanto los ciclones como los seísmos. Esas normas se pueden planear para los edificios públicos, pero es ilusorio pensar que será frecuente en los próximos años. 
  • Los médicos reflexionan sobre los protocolos que se deben implementar después de las catástrofes para evitar los riesgos sanitarios, porque todo el mundo recuerda la epidemia de cólera que asoló Haiti durante los años 2010 y 2011. ¿ Cuando puertos y aeropuertos no son accesibles o con dificultad, a que hospital hospital de campaña ir , cual es su ubicación y cómo desplegar las unidades médicas? El ejemplo de San Martín demostró que en las entidades con una economía más avanzada y que se encuentran bajo la tutela de poderosos Estados , los socorros llegan con rapidez y se despliegan de manera eficaz, a pesar de las afirmaciones de algunos.
  • Los servicios de rescate y bomberos igualmente buscan estrategias concertadas de ayuda a los vecinos más próximos, las asociaciones multiplican las iniciativas para discernir cuáles son las formas de socorro más eficientes.
  • Proteger les redes de agua y electricidad con la doble y terrible obligación que hagan frente a los seísmos y a los ciclones: enterrar las redes permite no afrontar los vientos violentos, pero ¿qué ocurre en caso de seísmo?
  • Planes de cooperación para poner a disposición equipamientos estructurales: fábricas de cemento, de ladrillos, empresas de tratamientos de residuos industriales
    Figura n°3: ejemplo de un desastre natural reciente:
    Fundición de lodo volcánico o Lahare, 18 de febrero de 2018 en el municipio del Prêcheur (Martinica)
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Fuentes: Imágenes Drône L. François & J.E. Emile, Prefectura de Martinica, 2018.

Son tantos problemas para resolver que evitarían el recurso a ciertas ONG conocidos por tener, a veces, objetivos finales que no son el socorro a la población. Las consecuencias del seísmo de 2010 en Port-au-Prince, pusieron de manifiesto los límites de las ONG y las dramáticas carencias del Estado Haitiano. Es obvio que son las instituciones estructuradas las que pueden gestionar mejor el período post ciclónico o post sísmico.

Autor(a) : Monique Bégot
Traducción :  : Alfred Regy

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